Es difícil que a estas alturas existan muchos que no conozcan Segovia, aunque cueste pensar que alguien, ante una imagen del acueducto o del Alcázar segovianos, no sea capaz de identificarlos. Pero, a pesar de esto, y de que en el Hotel Cándido somos conscientes de que Segovia es muy conocida, cuando llega el invierno insistimos en que vengan a conocer esa ciudad más húmeda, más entrañable, con esa luz que el invierno dosifica para conseguir un estado de ánimo diferente para el turista.
Cuando llega el invierno al Hotel Cándido, notamos que el semblante de nuestros huéspedes es diferente. Incluso, en alguna ocasión, un matrimonio de Barcelona volvía al hotel después de un paseo por La Fuencisla, la tumba de San Juan de la Cruz, la catedral… y después de haber comido un cochinillo en el Mesón de Cándido, al entrar en la recepción, mientras se quitaban la bufanda y desabrochaban el abrigo, la señora exclamó: “Tengo la sensación, a pesar del frío de la calle, de un calor interior por el paseo por Segovia en esta época del año”. Y es cierto. Aquella pareja nos contaba lo que tenían previsto para el día siguiente: visitar la Casa de la Moneda, la casa de Antonio Machado, el cementerio judío y zigzaguear entre los arcos del acueducto en la plaza del Azoguejo. Desde luego, siempre nos pareció que era una buena manera de entender el invierno en Segovia.
Queremos que todos vosotros podáis vivir experiencias similares en nuestra ciudad. Que, a pesar del frío del invierno castellano, sintáis ese calor interior que ofrece una urbe con un patrimonio y unas gentes espectaculares. Por ello, os ofrecemos el Hotel Cándido como el punto de partida ideal para conocer la ciudad del acueducto. Os espera el Hotel Cándido junto a la Segovia más bella e invernal.
Foto: Hoteles.net