El famoso dicho que encabeza este post (“Todos los caminos llevan a Roma”) tiene mucho que ver con Segovia, pero también con tantos enclaves que fueron importantes para el Imperio Romano. Pues conviene no olvidar que Roma controló el mundo durante siglos, gracias a su expansión y al complejo entramado de calzadas y redes viarias que recorrieron su imperio.
El mejor testigo de la presencia romana en la actual ciudad de Segovia es el Acueducto romano. Desde el Hotel Cándido se llega a él enseguida, pero cualquier persona que entre en la ciudad puede divisar su silueta desde todas las panorámicas, pues su imponente arquitectura sobresale de forma omnipresente. El Acueducto de Segovia sigue siendo el centro neurálgico de la ciudad. Pero, al margen de su factura, mucha gente desconoce para qué fue concebido en su origen, que no fue otra cosa que para conducir agua dulce. ¿Sabías que tiene casi quince metros de longitud? ¿Y que está formado por 24.000 piezas de granito? Declarado Monumento Histórico desde 1884, es uno de los grandes iconos de la ciudad.
La huella de Roma está presente en la ciudad de Segovia y no solo en su Acueducto. Para descubrir más detalles, desde el Hotel Cándido también recomendamos visitar el Museo de Segovia, donde se guardan muchos restos arqueológicos de la capital y la provincia.