La familia Cándido, heredera de la tradición

La figura de Cándido, el genial Mesonero segoviano, es tan grande como el legado que dejó. Durante más de medio siglo llevó el nombre de la gastronomía de nuestra tierra por todo el mundo, convirtiéndose en una figura mítica de la hostelería de su época. Nadie le ha olvidado: los segovianos le recuerdan con cariño y los comensales del siglo XXI siguen preguntando por él cuando entran en el Mesón del Azoguejo. También cuando se alojan en el Hotel Cándido.

Cándido López falleció en Segovia en 1992, pero dejó a su familia al frente de su legado. Hoy, su hijo, Alberto Cándido López –que es quien ostenta el título de Mesonero Mayor de Castilla- sigue en activo y al frente del negocio hostelero fundado por su padre. Junto a su esposa y sus hijos, la familia Cándido es la continuadora de la tradición familiar, consciente de la responsabilidad de conservar este legado histórico y gastronómico para que de él puedan disfrutar las generaciones venideras.

Alberto Cándido ha conocido el oficio desde abajo. Nació en el mismo Mesón de Cándido, como él suele recordar, y creció al lado de su padre, aprendiendo el oficio y atendiendo de forma impecable a todos los comensales, tal y como hacía su progenitor. En el año 2017, Alberto Cándido fue distinguido con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, tras casi ocho décadas al pie del cañón. Al igual que el Mesón de Cándido fue obra de su padre, a Alberto le debemos la creación de Pórtico Real y el Hotel Cándido, un complejo hostelero dirigido por Alberto López Cuerdo, el más joven de sus hijos.

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