“Voy a morir tranquilo porque dejo aquí a mi hijo, que ha nacido en el mesón, su vida e ilusiones son el Mesón, y a mi nieto Cándido, el tercero de la generación, que ha seguido la misma escuela, y una gran plantilla de profesionales”.
Esta cita de Cándido López Sanz, Mesonero Mayor de Castilla, fue pronunciada por el ilustre segoviano con la vista puesta en su hijo y el futuro de su negocio. Parecía premonitoria pues, tras su fallecimiento en 1992, su alargada sombra ha seguido cosechando éxitos gracias a sus descendientes, que han sabido perpetuar el buen hacer el Mesón Cándido -nuestra ‘casa madre’ del centro de Segovia- desde hace casi un siglo.
Alberto Cándido López, segunda generación, acaba de recibir la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, una distinción otorgada por el Consejo de Ministros. Alberto Cándido lleva toda su vida al pie del cañón, en el mismo lugar que le vio nacer, el Mesón de Cándido. A sus 84 años, sigue en plena forma, recibiendo a los comensales y cumpliendo con el rito del trinchado del cochinillo.
El proyecto del Hotel Cándido nació, precisamente, con Alberto Cándido López, aunque su padre no tuvo la oportunidad de conocerlo. Hace más de una década que abrimos las puertas de esta moderna infraestructura hotelera para dar respuesta al flujo turístico del siglo XXI. Alberto Cándido y su mujer Angelines, acertaron con la decisión de dotar a Segovia con una infraestructura de estas características. El complejo (Palacio-restaurante Pórtico Real y Hotel Cándido), hoy dirigido por uno de sus hijos, Alberto López Cuerdo, ha conseguido satisfacer la demanda de alojamiento de una ciudad tan especial como la nuestra, que recibe a miles de turistas cada año.
Por eso, hoy más que nunca, nos sentimos orgullosos de quienes nos precedieron, dotados de una extraordinaria visión de futuro y una enorme capacidad de trabajo. Sin duda, Alberto Cándido, nuestro actual patriarca, sigue siendo el faro que alumbra nuestro trabajo diario.