Un navío de piedra en el mar de Castilla. La definición no es nuestra, pero la tomamos prestada. Se trata de un tópico que define a la ciudad de Segovia: en la proa, el Alcázar; la Catedral, como palo mayor y puente de mando; y el velamen, en el Acueducto. Navegar por Segovia se hace tierra adentro, con permiso de los ríos Eresma y Clamores, que escoltan y abrazan a esta ciudad milenaria. A vista de pájaro, Alcázar, Catedral y Acueducto rivalizan por destacar en la línea del horizonte, por eso, si ya ha visto todas las panorámicas de Segovia, el mejor consejo es que pise suelo firme y se prepare para recorrer la ciudad, navegar por ella, de dentro a afuera, o al revés.
Calzado cómodo, tiempo libre y muchas ganas de aprender. ¿Está preparado? En nuestro hotel (situado muy cerca del casco histórico de la ciudad) siempre recordamos que Segovia está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, un título que solo puede explicarse descubriendo la verdadera esencia de la ciudad, más allá de su desbordante riqueza monumental. Segovia es una ciudad deslumbrante, pero austera; hospitalaria y bulliciosa; clásica, pero también vanguardista. Sabe conservar las tradiciones heredadas y son muchos los grandes personajes de la historia que han contribuido a acrecentar su leyenda. Segovia está muy cerca de casi cualquier lugar. Si nos visita, es muy probable que quiera regresar. Si ya lo ha hecho, estaremos encantados de volver a recibirle. También en el Hotel Cándido de Segovia.